¿Qué es el folclore?


Podemos decir que el baile es el lenguaje mímico del alma. También, es la manifestación más expresiva y genuina de los sentimientos y emociones del hombre, bien sean religiosos o guerreros, eróticos o supersticiosos; explosión de un deseo o necesidad, es además, manifestación de alegría motivada por cualquier otra causa.

España es, posiblemente, uno de los lugares del mundo occidental, en el que el baile y la danza hayan arraigado más profundamente. Su originalidad y riqueza es manifiesta. En España se ejecuta un variado número de danzas y bailes rituales, que adquieren un sentido profano o religioso, según sean destinadas a unos u otros de los rituales de la vida de un individuo. Suelen organizarse en plazas y espacios públicos en donde concurren diversidad de elementos sociales dispuestos a manifestar alegría y buen ánimo, ante una determinada celebración o acontecimiento. Y éstos son tan numerosos y variados que el profesor García Matos ha recogido cerca de dos mil de diferentes tipos y funciones: "de lo primitivo, ingenuo y simple a lo complejo y desarrollado; de lo simbólico, religioso y ritual a lo amoroso, dramático, ceremonial, lúdico, exultante y recreativo”, son sus múltiples manifestaciones de movimientos y pasos, ritmos y compases.

Así, cada región tiene su baile popular con su mímica característica permanente, donde expresa su genio artístico, su elegancia, alegría o distinción de su ritmo. Entre las formas de bailes y danzas más generalizadas en España se encuentran la Jota, la Seguidilla, el Fandango, junto con las diversas variantes de éstas, que configuran la gran riqueza del folklore de nuestro país.


En CATALUÑA los bailes se caracterizan por su simplicidad sobria y austera. Los tipos coreográficos más usuales en el folklore catalán son el Contrapás, que tuvo en su origen un sentido religioso y tiene un carácter ceremonioso y sereno; la Sardana, baile que es la expresión del sentir catalán, con todo lo que tiene de exactitud y precisión en los movimientos; el Ball Pla y el Hereu-Riera, bailes de pareja y los que evolucionan mediante una fila o farandola. Otras danzas son la Balanquera, el Ball del Ciri, Ball de L’Esposada y L'Escarrama, el baile de la Morratxa, o del Feudal, de Girona, etc. En la actualidad, los bailes y danzas de las tierras catalanas son acompañados únicamente por la cobla, como formación instrumental.


MURCIA, a pesar de ser región confluyente de corrientes folklóricas andaluzas, castellanas y levantinas, tiene un baile muy típico que es la Parranda, que con el canto final el retal, la alegría y el júbilo llega a su cima. Otro baile interesante es el de Las enreás, muy antiguo y típico de Jumilla. También encontramos las malagueñas murcianas, aunque distintas de las que se bailan en Andalucía, presentan grandes afinidades con ellas. La forma coreográfica musical que más se asemeja al fandango andaluz es el llamado Fandango Yeclano. Entre los bailes sueltos, en Murcia se baila el Zángano, baile de gran movilidad en el que intervienen dos mujeres y un hombre. Otros bailes son las Pardicas, Alpargateras, Serranas, etc.


Existen además en España, un gran número de bailes y danzas no ceñidos a regiones o a tierras determinadas, sino que se han repartido de forma similar por todas nuestras latitudes, que fueron adaptados de otros extranjeros. Entre éstos destacan el Rigodón, la Contradanza, el Vals, el Escocés, etc.

Aquí queda este inventario, como modesta aportación, de un testimonio de las canciones y danzas populares y de la riqueza del folklore musical, que ha existido en nuestro país y que va desapareciendo ante los ojos impasibles de todos sus herederos. 


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